Finalmente, tras dos días de rebelión, se impuso el orden, con una dura represión que causó un centenar de deportados y seis condenados a muerte. El barrio de la Barceloneta se emplazó en una pequeña península de terrenos ganados al mar, con un trazado diseñado por el ingeniero Pedro Martín Cermeño, caracterizado por una trama de calles ortogonales y manzanas de casas de planta alargada, que supuso un claro exponente del urbanismo académico barroco.